Luis Elissamburu

La navidad del marino

Llegados a estas fechas,

el alma se obliga

a remendar el velámen.

Suele el marino,

quedarse en tierra,

a pasar sus navidades.

 

El mar, lleno de fúria,

no respeta la madera,

ni los nobles metales.

Al mejor de los navíos,

se le aflojan los tornillos,

en timoneras y mástiles.

 

Descánsan en mi pesebre,

algunas herramientas

y simpáticos animales.

El año ya pasó,

ahora es tiempo

de curar los males.