CARLOS ALBERTO BADARACCO

UN HOMBRE NUEVO

 

 

I

Y me sentí un imbécil,

Advirtiendo un mundo lleno de inocencia,

contemplando sonrisas que venían de antaño,

cuando era niño y escuchaba cuentos.

De repente advertí que ya era un hombre,

un soñador pero al final un hombre,

que veía rostros con perfil de ingenuos.

Cándidos semblantes que se hicieron hoscos,

rasguñaban destinos como si fueran suyos,

ardían de envidia porque no admitían

la grandeza de otros.

Y entonces con balas callaban bocas,

con una verdad siniestra que sembraba miedo.

Eran fuertes, con mentes retorcidas,

adeptos a la barbarie, fiereza pura

y se creyeron héroes,

“salvadores del mundo” apretando ideas,

destruyendo utopías, sembrando pánico.

Así fui creciendo, se borró esa imagen

de niño dócil que alimentaba afanes.

Así fue que cantaron los silencios.

Se murió la idea, se terminó el hechizo

y se extinguió aquel día de fantasía pura.

Había muerto al fin, escoltando al “hombre”

 

II

 

Y al final renació, otro hombre,

que desató la idea.

 

Retoñó el coraje, el sabor a lucha.

Quisieron matarlo a fuerza de droga

 

alcohol y juegos; porno y sexo,

vicios del alma, vicios del cuerpo,

vicios y muerte

 

Mejor matar al joven que ataca,

destruir la idea, referente muerto.

 

Qué se muera el mundo mientras yo me salve,

que la vida viva a mi antojo o muerte.

 

III

 

Pero el mediocre no pudo

y resurgió el hombre,

está escondido en lugar seguro,

vendrá firme a cobrar justicia,

lealtad, equidad, decencia

para que el hombre viva con un sueño propio.

Será una lucha de intelecto puro,

con mirada adusta y corazón de noble.

 

IV

 

Con la luz del alma se alzará omnisciente

es el mismo hombre pero renovado.

traerá consigo una llama ardiente.

para iluminar caminos con sabor a gloria.

Estará llevando en sus manos fuego

que serán verdades de esperanza plena

sembrará la paz con una fuerza ciega

y elevará su  impulso con la fe del pueblo

Será ciervo de una vida nueva

             

V

 

No es nadie ciego, tendrá coraje,

 

alumbrará tinieblas y no será un Dios,

el mismo hombre caminará con brío,

serán millones que marcharán,

abriendo puertas.

 

Arrojo y astucia, energía pura,

serán claros los días y con justicia plena.

Elevará el hombre su dignidad con furia

arremetiendo con saña contra el cruel indigno

y renacerá la vida

UN HOMBRE NUEVO.

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CARLOS A. BADARACCO

19/12/12

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