En la noche triste,
de preguntas y dudas,
se escribe para limpiar el alma,
se habla con el ser humano que escucha en el interior,
con el que hace algún tiempo no había hablado.
Y me sonríe,
me abraza
con sus manos temblorosas
que todavía dudan de apretarme;
pero yo lo invito
para que no tenga miedo,
para que este firme,
y siga adelante sin voltear a ver,
que sea al frente la visión,
y que yo siga con mi misión.