Durante casi todo el tiempo, está allí esa sensación vaga, como de fuga.
Escape de mí misma. Hacia tí, a través del recuerdo. No se cierra el ciclo.
Te niegas a irte sin dejar huella.
Evocando viajes y encuentros, me remonto a silenciosos pero estridentes
y profundos callejones llenos de momentos que se niega a perder mi memoria:
los aromas, el deseo, lo sublime de tus besos, la íntima densidad de tus caricias suaves
y hermosas en mi cuerpo.
Hasta se distingue la belleza de lo efímero que busca hacerse eterno plasmándose
en el papel.
Detalles humeantes de días perfectos, que efervescen agresivamente esperando
la llegada del límite. El término del endilgado sufrimiento.
Y, en la simpleza de la ilusión y la espera, surgen preguntas acerca de lo que vendrá
y sobre lo que sucederá. Las respuestas no llegarán.
Comprende. Marca ya los linderos. Metamorfosis: "del corazón a la rigidez". Mas,
a la rigidez con movimiento. Ésa que deja fluir las ideas pero interpreta la realidad.