Hablo al viento, al horizonte, a la lluvia, a los peones distantes de mi ventana. Ningún me contesta, no me pueden oír. Así es mejor, no entran en mi mundo, aislada en mi isla, no me conocen, no estropean la vida, como cuando hablaba e me oían. La verdad, es que ocho horas, o más las paso durmiendo, Dos o más en la cocina, tres mirando con atención lo que pasa en el mundo, por las noticias. Si meto las que gasto en limpiar la casa, tratar de lavar e planchar, tres horas, dos para mí aseo e ponerme presentable, restan, dos o tres, para sentarme frente al ordenador e intentar escribir. En medio de estas cosas todas coger el teléfono, contestar al móvil, hacer cuentas, tratar de papeles, orientar lo que tengo que resolver, el día no llega.
E aun salgo, paseo, me gusta mirar los escaparates, compro alguna cosa, busco algo específico, como ahora, un árbol de navidad pequeñita como mi apartamiento. Aunque este ano no tenga familia, voy en tamaño reducido, vivir esta cuadra que tanto me gusta, No tengo regalos para dar, no tengo a quien, solo a mi e mi compañero.
Pero, adornar como pueda y lo mejor posible, lo haré, aunque sea por respecto a mis Padres, a mi pasado engañoso, donde tanto trabajo tuve, para cambiar el ambiente en mi casa antigua e dar todo que he podido, a quien no debía.
Los días nascen para todos e para mí también, por eso, ¡adelante! “Por morir una golondrina no acaba la primavera”.
Cuanto menos tengo de afecto, más deseos me cogen, para buscar substitutos, que me regalen un poco de felicidad.
Es la vida, es la necesidad de sentirme viva, de no parar, de que los días, no sean huecos e sobren horas.
Puedo doblar, nunca romper, entera, me hice, sola, sin ayudas de nadie, entera hasta mi final, lo seré, ¡mismo que las gallinas hablen! Nada ni nadie podrá más que yo. Solo mi Creador tiene ese derecho. Los demás son fantasías, con su orgullo e falta de realidad.
Perdiendo el tiempo están, yo lo estoy ganando.
Así que a continuar a hacer mis cosas, el tiempo para escribir se agotó. A volver a mis obligaciones e placeres.
Otro día vendrá. Mejor, seguro que sí.
Sola, sí, por una parte, por otra mui llena, es la compensación.
E así es mi tiempo de esta época de fiestas.
Con salud, todo es bueno.
Con alguien aunque sea uno solo, es mui bueno. Los que están fuera de mi puerta e no quieren entrar, que me olviden.
Cada uno que haga como quiera, si cambian lo bueno por el malo, que lo aprecien e sean felices en su elección.
Oporto 9 de Diciembre de 2012