Este día, decidí estar muerta.
Cambiar lo establecido, por lo imposible, y caminar directamente hasta ese punto
donde el terreno de lo percibido se superpone al misterio de lo abstracto.
(Abstracta la huella que se resbala en mi ventana, donde la lluvia traza una ópera de gotas para transformar mi ser, y lo encumbra de vertientes subyugadas al mero contacto con lo sublime, lo sensual y lo sagrado.)
El sueño de vivir dentro de mi piel, cavando mi diminutivo y ensanchando sus curvaturas en regocijos superados por la calamidad de contraerme en un seudónimo inventado para desconocerme.
Desordenar el silencio para superar mi temor al amor… el amor que es un cielo colmado de viacrucis, y de saetas esquivando almas gemelas. .
Sé, he visto, mientras mi mar se diluye con el paso de esa otra gente que parece tener todo, menos tiempo para vivir-se; sé que amar no es cualquier atmósfera, ni un incendio perdido en un fósforo de Aquiles, amar nos sucumbe en todos los terrenos en que nuestro pelo desfalleció mientras la boca de él pronunciaba nuestro nombre.
Este día decidí estar muerta…
Y tú vives…me vives de esa ajena conciencia en donde te pertenezco para brotarme en un poema, en una línea, en el cambio de la iridiscencia en un semáforo
Me vives... en el cigarrillo de Mercedes, en el pañuelo de Alicia..
Me vives en ellas..
Este día decidí estar muerta…
Pertenecerte a ti, en cualquiera de ellas
Porque ves, en cualquier pensamiento, dentro de mí, y fuera de mí misma, en lo abstracto, lo imposible y lo sagrado…en las curvaturas de mis plumas volando tus piedras…
En todo ello, estás tú
Y no encuentro otra forma para decir que…
Tú eres mi vida
¿Qué me importa estar muerta?