En un bosque como tantos al despuntar el alba un 24 de diciembre, se alista Chema un hombre de aspecto campesino, dedicado a su familia, con sentimientos auténticos nacidos de un corazón ajeno al egoísmo, donde prevalecen al amor al prójimo y a dios, él prepara su asno color café claro, amigo fiel en el trabajo lo nombra “Canelo”, acomodándole en el lomo, su bolsa donde lleva algo de comida y una chamarra, así como la carga de carbón que como cada fin de semana ofrece y vende en el mercado del pueblo más cercano, ganándose un dinero para el sustento de él y su esposa Flor.
Con la mirada colmada de esperanza y entusiasmo dice “Canelo, vamos a trabajar” “hoy en la noche es navidad y tenemos que celebrarlo, démonos prisa” con paso firme y decidido recorren poco a poco parte del bosque.
En el camino rodeado de pinos, abetos y arbusto secos, desde lo alto de un árbol estaba una ardilla que con mirada desconfiada, actitud defensiva, al acercarse el hombre y su asno, los reconoce, despreocupada sonríe y saluda “hola Chema” quien le devuelve una sonrisa y mirándola fijamente le dice “Cuida Tu madriguera, el frio te puede dañar, adiós”, después de caminar unos pasos, a sus espalda escucha la voz agradecida “Tú también cuídate y gracias Chema”.
Durante el recorrido en su mente aparecen deseos hechos imágenes de lo que compraría, si lograra vender toda la carga de carbón, como cosas para una buena cena, quizás un regalito para Flor su esposa, tal vez nueces y una botella de vino para brindar por esta fecha inolvidable en la que nació el hijo de dios.
Mirando el rostro de su amo radiante de esperanza, con una sonrisa a flor de piel, su pollino acompañante, con una mirada de contento y satisfacción, se regocijaba, con paso lento no importando lo pesado de la carga en su lomo.
Al llegar finalmente al mercado, tomaron su lugar, Chema con voz amable y solicita ofrecía “lleve su carbón patroncita, para cocinar” “no humea”, “para calentarse en estos días de frío” “lo vendo barato, llévelo”
Así entre el griterío de los demás vendedores, Chema hacia oír sus ofrecimientos, que al paso del tiempo no daban resultado, nadie le compraba.
Al transcurrir la mañana, después la tarde y no había ninguna compra, algunos clientes contestaban “ya no funciona, hoy se usan otras cosas mas modernas para calentar” y se retiraban.
Poco a poco llego el desaliento a Chema, su voz se escuchaba hueca, monótona, sin sentimiento, se notaba hambriento al igual que su borrico que al darse cuenta, agachaba la mirada, deseando poder ayudar en algo.
Finalmente al irse ocultando el sol, bajaba la temperatura y una neblina espesa acompañaba a la oscuridad, que lentamente invadía el lugar, Chema decidió y con voz apagada, ordeno a su compañero “es hora de irnos amigo, si nos alcanza la oscuridad, nos podemos perder en bosque”, emprendiendo así penosamente el regreso, con amargura por lo sucedido.
Recorrieron lentamente las calles del pueblo, hasta encontrar el sendero que desembocaba al bosque, durante el recorrido la neblina espesa bajaba lentamente, haciendo casi nula la visibilidad, de repente Chema no tenia idea como encontrar el camino sólo dijo “ Canelo caminemos despacio hasta encontrar el camino”.
En medio de la oscuridad fugazmente aparecieron un par de luciérnagas brillantes que con su luz iluminaron la vereda hacía donde se dirigieron Chema y su pollino esperanzados en seguir su camino, sin embargo al poco tiempo se dieron cuenta que estaban en una ruta desconocida para ellos, Chema se detuvo y miraba al firmamento para tratar de orientarse, en su mente estaba la duda “ Como le haré para llegar con Flor”, sintió un golpe en su corazón y lastimosamente se pregunto “ Como le diré que no celebraremos la navidad” al fijar la vista nuevamente en el camino, alcanzo a percibir una lejana silueta de un caminante que se dirigía hacia ellos y sonreía, les extendió la mano ofreciéndole un cigarro que tenia un aroma especial y desconocido, diciéndole “ Hola Chema olvida que llegaras a tu casa , mejor fúmalo y disfrutarás de una sensación de paz muy tuya”
En su interior Chema pensó esto es ser muy egoísta, mi esposa me espera en esta noche tan especial, no importa que no tenga que ofrecerle, dijo al forastero “No, Gracias”, se retiraron siguiendo su camino, mas adelante en medio de la neblina, cuando el viejo búho en lo alto de un pino le dijo “Chema porque estas triste, alégrate hoy es una noche especial, deja que tu corazón la disfrute”. Quien con lagrimas en el semblante alcanzó a decir “gracias amigo, cuídate”.
Después de dar unos pasos adelante, al fijarse en el firmamento estrellado y apacible, Chema logra percibir un resplandor que lo ciega momentáneamente, al abrir sus ojos, se encontró con la mirada de un anciano con aspecto de artesano, actitud bonachona y sonriente que en forma amistosa y cordial lo saluda además le dice “ amigo tengo una preocupación mis trabajadores tienen frio, no tengo quién me venda un poco de carbón para ponerle a la estufa, así puedan calentarse, y puedan terminar algunas cosas que tengo que entregar en esta fecha, me podrías ese gran favor” Chema le pregunta amistosamente “ como te vas a llevar el carbón que necesitas, sino traes alguna bolsa”.
El anciano contesta “préstame tu bolsa donde guardas tu comida y cuando llegues a tu casa encontraras el pago del carbón, espero que lo disfrutes”… Chema lo pensó fijamente” si esto es una farsa para robarme que haré” a su cerebro llega la respuesta que lo reconforta “es la ocasión para ayudar a alguien que lo necesita” finalmente accede a la petición, y llena la bolsa de carbón.
Contento, con la bolsa llena, el anciano esboza una sonrisa llena de luz… al volver la espalda suelta una carcajada “ja, ja, ja,… feliz navidad disfruta de la cena”
Al sentir la calidez del gesto el campesino su alma se inunda de satisfacción, reinicia el camino, diciéndole a su fiel amigo “Canelo tienes menos carga, veámonos aprisa que tenemos hambre”.
Después de caminar unos minutos silenciosamente, bajo la neblina, se escuchan pasos y berridos de un ganado de ovejas que felizmente corren, pasando a un lado de Chema y su burro, que se miran desconcertados por lo que sucede, atrás del rebaño viene un pastor joven de cabellos rubios que vuelan al viento, se detiene ante ellos, los saluda cortésmente y con la mirada cristalina de sus ojos azules, con voz pausada se dirige a Chema “ buenas noches, me podrías obsequiar el carbón que llevas, lo necesitamos para calentarnos mis amigos pastores y yo, para pasar la noche donde nos guíe la estrella que ahora se mueve en el firmamento, señalándola y ambos la miran, no cuento con ningún dinero, quizás recibas en mi nombre un obsequio muy especial”.
En el corazón de Chema brota la caridad y paz interior, sin pensarlo, acepta y comenta “no es necesaria ninguna paga, puedes llevártela ojala te sea útil, yo no pude venderla para comprar la cena de hoy”
Cuando desaparece de su vista el pastor con la carga, Chema sonríe y camino reconfortado junto a su borrico, y le dice “vamos mas aprisa que vamos a llegar tarde para rezarle al niño dios que esta por nacer y quizás no haya que cenar.
Al cruzar el umbral de la barda que rodea su casa, escucha lejanamente la voz alegre y emocionada de Flor su esposa, quien alegremente le saludo y grita “Chema ven rápido que ya a empezar la adoración del niño dios y después vamos a cenar algo delicioso que te dejaron en tu bolsa” Chema pregunta asombrado “ quien trajo la bolsa” su esposa contesta alegremente” no sé solo escuche una serie de cascabeles en la puerta de la casa que llamaron mi atención, no había nadie, solo encontré la bolsa llena de queso, carne fría, pan, miel, pescado, una botella de vino y este mensaje para ti Chema “ Gracias porque con tu ayuda cumplí muchos deseos… tu amigo Sr. Claus., Después de leerlo llora de felicidad, en el hombro de su esposa, quien le consuela y suplica “ vamos a rezarle al Niño dios, démosle gracias por la vida y todo lo bueno que nos da”.
Al terminar de adorar al creador, cenaron gustosamente los manjares recibidos, en un momento de silencio, escuchan un picoteo insistente de una paloma en el vidrio de una ventana, se acercan intempestivamente, con el ruido el ave se aleja dejando caer un sobre de un papel tan especial de blancura semejante a la nieve del bosque, lo recogen sorprendidos, abren y encuentran una moneda de oro con la imagen acuñada del niño dios y un mensaje con letras de oro “ Gracias por su ayuda, así pudimos estar en la adoración al dios que todo lo puede……Feliz Navidad….Arcángel Gabriel..
Cierran el sobre, lo guardan entre sus manos, se miran con amor infinito y agradecen a dios por todo lo vivido en esta inolvidable navidad.