Lloro la ausencia
de los arrullos
de las canciones que nunca canté,
no tuve tiempo de acariciarte
ni por las noches por ti desvelé.
Te fuiste pronto,
ni bien llegaste,
y ni tus ojos alcancé a ver,
que te recuerdo como los sueños
desvanecidos de mi niñez.
Si existe el tiempo de los encuentros
quizá, algún día, te pueda contar
que sos el cielo que con mis manos
por un instante pude tocar.