Escribir no puede ser una faena. Y menos esa pose recién otorgada despellejandose al viento. Deberia ser simple y olvidable como subir sin pagar en el autobús. O como lo que sientes al cocinarte por las noches durante media hora la cena. Ser famoso por quince minutos y luego el principe de ella una vida entera. Deberia empezar como uno de esos amores a barlovento que se lleva la marea y terminar tan sólo siendo lo que del aguacero a veces queda.
"¿Qué las palabras no tienen importancia?
Yo no me atrevería a afirmarlo con tanta seguridad.
A veces creo que muchas cosas,
que todo depende de las palabras.
De las palabras que uno dice a su debido tiempo,
o de las que se calla, o de las que escribe"
Sándor Márai, "El último encuentro"