Que es mi fascinación
sino un encadenamiento de los sentidos
cual abriga sutilmente mi corazón
y me hace amante del delirio.
Suma de colores y obsesiones,
restante del egoísmo y peregrino,
vil espectador de mi mismo,
contrincante del sueño heroismo.
Infructuoso mi amor, irrealista
cual hace mis manos inhabiles,
mi boca esta esteril de besos,
mis ideas no han dejado de fascinarte.
Delirio que imposibilita mis manos
y descarta todas mis razones,
tronca y hace nulo estas intenciones
que hieren por tanto faltarme.
No soy apto de imaginar
tan celeste cuerpo pero intocable.
Como un viento arido que angustia mis ojos,
lucho alocadamente por no olvidarte.
Febriles se han hecho mis pensamientos,
desquilibrados navegan mis sueños.
Aun esta locura improvisa las escenas
dónde en secreto te usurpo, conquisto y adueño.
Amurrallados, como humo los gritos se evaporan
entre los carriles de tu memoria,
pues en mi ensueño solo soy una historia
cuya conclusión huyó tras las fantasias.
¿Habrá cura a mi alucinación?
¿Existirá un antídoto a mi desvario?
Si allegarme a ti es como comer aire
y beber de las fuentes de espejismos.
Daniel Badillo