Veronica Arteaga

SEÑORA



Señora..

Detrás del Atlántico estoy yo.

Voy caminando calles que me habitan

Que poseo y me poseen.

Estas calles distintas a las suyas

Vestidas de Diciembre en primavera…

 

Señora…

No arruinemos la tarde

Está tan bello el rosedal en flor.

La invito a caminar a mi costado

Podrá ver a mi mundo con sus ojos.

Verá que aquí la gente me conoce.

 

Total y sin reparos.

Disfrutemos la luz tan diferente

De esta profunda claridad de río

Que me llenan los ojos y la frente

De este cielo tan mío de mi calle

 

Señora…

Yo siento en estos días algo extraño

Un lento escalofrío,

Un ligero cansancio,

Que se presenta a veces

Casi como una herida en el costado.

 

Señora…

Si usted perdió su sol le presto el mío,

La abrazaré si tiene alguna herida,

Verá que nuestras sangres son iguales…

Usted sabrá, señora,

Que aquí y en todas partes

A la gente le duelen las heridas

Sobre todo en las tardes..

 

Señora…

La entero a usted que no soy una bruja

Y que saco mi escoba a la vereda

Para barrer las hojas cuando caen

En los otoños de jacarandaes

Dulces y malvas de otoñales tardes.

 

Aquí un día yo he paseado enamorada.

Pero también a veces he llorado.

Aquí pasee mis amores desnudos

Del brazo y por la calle..

Como habrá usted paseado

Tal vez por la Gran Vía

O por los olivares de algún pueblo olvidado.

Enlazando su mano tan pequeña

A unos dedos amados.

 

Señora…¿cómo es su Mediterráneo?

 

Como son las mujeres de su tierra?

Aquí somos bravías como el Atlántico,

Difícil de surcar y tumultuoso

Sabrá cuántos navíos naufragaron.

Mar de aguas tan profundas

En el fondo se esconden los tesoros

De algunas naves que un día nos robaron

 

 

Pero esa es otra historia del pasado

Y está tan linda la tarde que no cuenta

Mostrar los desagrados.

Usted no tiene idea

De todas las estrellas de este cielo,

Y de este olor a mar

Y del verde de este que es mi Prado.

 

Señora…

Ni siquiera imagina que contento

Que salta el corazón cuando lo veo

El vuelo del vestido por la acera,

El repicar de los tacones nuevos.

De raso o de jazmín estoy vestida

De fiesta bajo el cielo.

No sospecha usted lo que yo vivo

Ni la paz con que duermo.

 

Señora…

¿Se le perdió el Amor?...Le presto el mío.



Verónica.