"Cada vez que en mi vida penetras/ con tu sentir erótico y perverso,/ eres dueña de mis letras/ y señora de mis versos".
Busqué la estrella más lejana, la más remota,
la burbuja con mi nombre que en tu alma flota,
busqué anoche en la luna su más íntimo reflejo,
la parte menos oscura que se ve en mi sombra,
esa secreta voz que dentro de mí te nombra,
esa verdad tan real que sólo la ve el espejo.
Busqué dulzura en la estática de tu cabello,
amanecer amándote más y que sólo por ello
ya fuera muy digno de estar en tus sueños.
Quise alterar de alguna manera lo inalterable,
que sin tener nada sintiéramos muy probable
que de un sentir tan especial éramos dueños.
Busqué decisión en el mar siempre indeciso,
hacerte el amor en el techo en vez del piso
y que el viento sólo desde tu alma soplara
para traer hasta mí tus “te amo” extraviados,
que brillaran en tu cuerpo, en todos lados
y pudiera verlos en tu sonrisa, en tu cara.
Busqué el permiso de Dios para amarnos,
el valor para bendecirnos y perdonarnos
y confundirnos en un único y cálido abrazo.
Me apuré en construir un puente para avanzar,
un camino de rosas para entre ellas caminar
y nunca atreverme sin ti a dar ni un paso.
Busqué y mi búsqueda era por y para ti,
para que sepas que mi amor existe porque sí
y no hay términos medios en mi sentir.
Siempre en tu cuerpo el amor será mi tema,
y ya no busco... encuentro la razón del poema
que en el espacio entre tus senos he de escribir.