Ya llegó el mes de diciembre
y con el gran esplendor
de las fiestas que en honor
al Gran Maestro le ofrecen
sus discípulos fervientes
con profundo e inmenso amor.
Se alegran los corazones
llama el gozo a las puertas
de las almas ya desechas
por el sufrir de la vida.
Llama a aquel que siente dicha
llama al frio de emoción
Plántale en su corazón
el arbol del sentimiento
Brilla la gloria de Dios
en su forma más sencilla
que es aquella del amor.
Siente el pobre en su pobreza
las riquezas del amor
El huerfano la bendición
de una boca bienechora
Se recuerda a quien se añora
se torna la Tierra en sol.
Alabanzas al Señor
son oidas por doquier
Dulces cánticos cual miel
endulzan todas las vidas
Llamas de luz encendidas
en la concienca de aquel
que ábido quiere ver
la prudencia y el deber
anidarse en lo profundo de su ser.
Tiempo sublime
que anida el germen de Dios
en éste o aquel corazón
Y todo en conmemoración
al Excelso Redentor.
Leo Henry
(Leonardo Henrricy)