Te conocí desde niña en una mañana de abril,
en uno de los patios de nuestra escuelita,
tu mirada me sedujo y con temor baje la cara,
pues enrojecido me halle y solo te dije – hola –.
Recuerdos nuestros juegos de niños inocentes,
de clases tan tediosas de todo un gran día,
tu lápiz y cuaderno prendido en ti marchaban,
y al verte en el aula era para mí alegría.
Recuerdo al maestro que nos enseñó la poesía,
las tardes que a mi lado alegre tu pasaste,
los versos de un poema llenos de melancolía,
y mis ojos puestos en ti con ganas de mirarte.
Hoy no estas y todo es un recuerdo,
te llevaste todo en una tarde de junio,
los años transcurrieron y salí yo a buscarte,
mis lágrimas cayeron, no hallaba mi anhelo
Alumna misteriosa de la escuelita diurna,
dime donde estas que quiero volverte a ver,
mis sueños no han cesado mi corazón en una urna,
sollozando vive desde que tú no estás.
No pierdo la esperando que vuelvas a mi lado,
trayendo entre tus manos aquella ilusión,
nuestros barcos de papel aún no han naufragado,
buscando está el puerto de tu noble corazón.
No sabes lo que hago al no tener tu mirada,
mis puños se enfurecen y me golpean sin querer,
tu nombre me susurra mujer enamorada,
por eso es que de nuevo añoro volverte a ver.
Chimbote, 29 Junio 1970