Microcuento invertido.
El pequeño paso de la vida;
el gran paso de la muerte.
El punto Final.
...
Peñasco de madera, 24 de Diciembre.
Se nos caen los sucesos en la boca -Vidriosa por lo demás-
duele pronunciar tu nombre,
a ti te duele evocar mi voz
cuando ya no suele hablarnos,
y preferimos hacer dudar al silencio
entre tanta profundidad de la soledad
dejamos que la ausencia nos desnude la confianza
persiguiendo nuestros defectos al filo del olvido
pausterizamos la lejanía
al torno distante del saludo
que hablamos en la pared
de un límite fijado
por el amargo trago de la vida/
pausterizamos pretextos
en el diluido argumento
de mutar el abandono
por la distraída libertad,
la pureza de perdernos/
cuando más somos testigos de los fundamentos barajados
de entre los naipes carnosos, al susurro equivalente
de la suerte que pareciera acompañar a la muerte...,
y con ello dibujamos con los ecos la piel del camaleón
tatuarse con el eco de nuestro pecho,
hasta invadir la ventana escarlata
y oscurecer lentamente el día
al ocaso bebido en tus labios volátiles
y heridos en mi boca sedimentada en un adiós,
quebrados estamos, nos quiebra el tiempo
y con ello nos quiebra la ilusión del cine mudo,
el movimiento de las imágenes estáticas en nuestros caudales;
"... y el cautín quemando nuestras huellas
uniendo nuestro metal al cobre de la desesperación,
unidos hasta quebrarnos por el gélido rojo
de la sangre que hierve
en nuestros pretextos distantes..."
¡Y nos duele la ilusión...!
¡Nos duele callarnos...!
¡Nos duele mirarnos...!
ver como nos alejamos,
nos duele...!!!
distantes..., con tu distancia...,
silentes..., yo con mi silencio...,
nos duele la ilusión de vernos...
al dejar morir nuestras bocas...
en el sabor amargo de la inexistencia...
que nos consume hasta dibujarnos
la expresión del síntoma de
ser nada más que aves muertas
inventado el vuelo de la vida
en la caída innegable "de nosotros"