Su voz era un elemento de guerra,
potente, grande y fuerte…
Anhelaba la reivindicación más profunda,
e íntima del alma.
Profundo, como el pozo
que reverbera extraños ecos de mi espíritu.
Íntimo, como el canto
de la melancolía muda del ser.
Hombre tú;
de los cantos más hermosos.
Hombre tú;
del poema silencioso.
Hombre tú;
perpetuidad de la expresión latina
Hombre tú;
de la mitología sureña y de la gente.
Cóndor de los cielos ocultos de mi patria.
Puma en la fiereza de la gente de la tierra.
Pudú por el silencio de un nostálgico poema
que viaja por el bosque entre hojas y leña.
Tu voz es un sonido que incierta,
constante en la perplejidad del joven,
abatido en la longevidad del sabio,
sincero por la voluntad del pueblo,
legítimo en la verdad del bueno,
y perseguido, no sé por qué.
Amigo Neruda tu voz es eterna,
no cambia…
Sólo vuela.