Jorge G Sifuentes

Pastor solitario

Pastor solitario

 

El día en que le regalé a mi Padre un bastón,

me encerré en mi cuarto a llorar,

pues no me resignaba a entender,

que aquél hombre de acero ya no pedía pan.

 

Era albañil su corazón,

construyó su casa de sol amasando pan,

siempre nos decía de pequeños,

en sus horas de descanso y solas

hacerlo de día, de noche ponerlos a hornear.

 

Ya no sale de casa,

dejó de hacer vereda su caminar

alargó para un poco más ese camino

ese que se camina en la eternidad.

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Jorge G Sifuentes

12-24-12