Mudas las horas van y vienen en silencio,
En dolor adusto las ilusiones se deshilan.
Sin tu piel alabastra y pura mi piel no respira,
Vacías mis manos la fría mañana hurgan.
El árbol resquebrajado cruje de dolor helado,
Apesadumbrado el rosal entre espinas muere.
A mi ventana sola sin ti el gorrión no canta,
El cielo no es azul su pureza negras nubes tiñen.
El mar caprichoso no inmuta a la acantilada roca;
El viento bravío deshoja los pétalos de mis versos
Sin tu pecho de montaña virgen mis ojos lloran,
Te fuiste con el ocaso enmarañada a la noche negra.