Para Alejandra
Tu rostro que desprende esa música
cuál aire de las desconocidas montañas.
Y la ambivalencia de tus labios,
rojos como la sangre de esos ríos.
Aflicción... ese preludio de Chopin,
Oye, niña de cejas tristes
cuéntame el problema que te aqueja
que yo, con mis palabras muertas
terminaré de fragmentarte el alma.