Erase una vez una princesa
en un castillo encerrada
un castillo que ella creó,
con muros de miedo y tristeza
con torres de tabúes y puertas de flaqueza.
Era dulce como la miel
tímida y traviesa
sin sueños de grandeza
deseosa de un príncipe fiel.
Necesita un caballero valiente
que use armadura brillante
que monte un corcel blanco y veloz
para poder escapar del dragón.
No pidió el fenotipo
más tampoco lo quiere feo,
pero si que tenga mirada penetrante
para que pueda ver su alma
que arde de deseo.
Recito su poema a los cuatro vientos
el mismo poema todos los días
para atraer príncipes por cientos.
El dragón hizo su trabajo
se comió a todo valiente que se aproximo
vigilaba de noche y de día
a la princesa que lo creó.
Aún espera a su príncipe de alma sensible
y de corazón invencible,
que dé la vida por ella
aunque nunca dijese que fuese bella.
Y pasaron las noches con sus días
y los meses, y los años
todo príncipe pereció ante el dragón,
los huesos en la tierra como semillas
quedaron sembrados por toda la región.
Por el amor que expresaban sus palabras
por el deseo ardiente de su alma,
por ilusión, ellos dieron sus vidas labradas,
y así el bosque quedo en inmortal calma.
Más no entendieron bien el pioema
pues sus palabras desnudaban su alma
la princesa os decía que sufría por ser como es
loca atormentada de falsas realidades
que no la dejaban ser lo que es; mujer.
Sopesando los riesgos y beneficios
me apunte para tal encomienda
y como el trofeo debe valer la pena
me arme de valor para la contienda.
Padre! Porque siempre tengo que ser yo?
el que se sacrifique por amor
aunque no soy príncipe, se lo que dice en el pioema…
y después de morir todos, yo cortare esa flor.
El dragón? Padre ella lo creo en su imaginación
pues es una mujer inteligente y aferrada a la mala suerte
piensa que no existe un cabrón, digo príncipe de salvación
que pueda domar su mente y amarla hasta la muerte.
Bueno no se pierde nada
de los que leyeron su pioema
soy el único que queda
y debo ser el de la suerte.
Padre dame tu consentimiento
no lo hagas por mí, hazlo por ella
que sufre entre miles de estrellas
dejadme romper su encantamiento.
Yo seré el príncipe valiente
el que desea ardientemente
Padre! Te prometo
Que hare que vuelvas a estar en su pensamiento
Si!, sólo se paciente,
pasaran algunos años, jep, jep, jep
no creo que me deje ir tan rápido.
Como en las mil y una noche
la hare recitarme un pioema
antes de hacerle el amor…
perdón de darle mi amor.