En esta tarde fría
río, sonrío, me siento tranquila,
pensando, analizando este año vivido
me doy cuenta que tengo
lo más hermoso que puedo desear...
Estoy viva, sana,
cuento con el amor de mi familia,
mis amados hijos,
mi madre, mi padre,
mi hermana, mis hermanos,
mis sobrinos...
mis ojos pueden mirar,
mis manos tocar,
puedo adorar el aroma de una rosa,
y vestirme con sus pétalos,
puedo pintarme un arcoiris
rebosante de colores como sonrisa,
y peinarme con las hojas
verde vivo de una flor de nochebuena.
Puedo bailar al compás del viento
que mueve los cipréses en el campo santo.
Disfruto del céfiro sereno que me envuelve
todo el cuerpo y me da frío,
porque prefiero el frío al calor abrazador,
observo a Orión por las noches,
me abstraigo en su cinturón que centellea
y dejo que la noche me abrace
con sus largos brazos oscuros
para que su satélite pálido me acaricie
con sus blancos rayos de luz nocturna.
Soy capaz de saborear el sazón
de la cocina de mi madre,
y aprenderme sus recetas
volviéndo un laboratorio mi propia cocina.
Me maravillo con la alegría
que en estas fechas los niños
tienen en sus ojos
y salen a las calles vestidos de regalos
recibidos una noche antes.
Que caritas tan hermosas
con risitas que contagian
y te hacen desear volver a ser como ellos.
Esta magia de sentirte viva
por el solo hecho de poder dar amor,
de poder disfrutar dandote.
Soy feliz por estar viva,
simplemente no puedo pedir más.