Regrese con ganas de abrasarte, mirar tus ojos y perderme en ellos, probar el delicioso néctar de tus labios, y navegar, por la delicada piel de tu cuerpo. Regrese sin saber que había cambiado, el mundo y las ideas; regrese con el alma hecha pedazos esperando un beso de mi princesa. Regrese cuando había pasado el tiempo y los días y las noches se fueron con mis anhelos. Regrese ignorando que me habías cambiado. Regrese porque simplemente estaba muerto. Regrese con flores para entregarte, con huellas en sus pétalos. Regrese y jamás quise molestarte, pues solo esperaba un te quiero.