El silencio, el olvido, que siento, duele. La alegría con que se hicieron dueños de mis cosas, que fui arrecadando durante años e años.
La hoz que metieran en mieses ajena, no servirá para nada, todo se podrirá, con el remordimiento, de tanto mal que hicieran.
En verdad, sufro mucho. Con la creencia que sería como yo, que por todos los medios, nunca hice mal a nadie o perjudiqué .Solo en bien estar de todos he deseado dar.
Me encuentro, tan vacía e triste, que pienso que soy hija de un Dios menor.
Buscando no gastar mucho, intento, vivir. En estas fechas, que con tanta ilusión las he vivido desde que me conozco, como cucaracha tonta, busco un rincón para dormir e olvidar, que no tengo valor ninguno, que no soy nada, como trapo viejo, a la basura me quieren echar.
Indignada, hasta decir ¡basta! Con tanta falta de educación e discernimiento, como si una riada, los llevara, he quedado sin ellos.
Ni una palabra, que les importa, donde e como vivo, donde paso el Nadal.
Mientras ponen luces e adornos navideños, míos en mi casa, no preguntan si algo me hace falta. Nada, ni una llamada por teléfono. Ya no existo, me han cambiado por otras personas.
En sofás se sientan, en la mesa con manteles preciosos cenarán en platos e tomaran su vino en tazas. Pisaran alfombras, Harán la cena, en fuentes pondrán la crema con almíbar, con flores harán el centro de mesa, con árboles de navidad e pueden elegir entre cuatro o cinco, así como bolas doradas , plateadas, rojas mariposas transparentes e un sinfín de cosas. El papa Noel con sus gafas e sus luces, pequeñitas moviendo las manos, el ángel precioso con sus cabellos rubios e una vela en su mano moviendo las alas e el cuerpo con suavidad, la orquesta con sus figuritas vestidas con la farola encendida como si estuvieran en una calle tocando con sus violines, centros e ramos de bellas flores, miles de cosas guardadas en cajas, recuerdos de mi vida, varios belenes, todo está usurpado por alguien. Ni solo la muerte mata, mi familia murió e no sé el por qué.
Por cada bombilla encendida, por cada paso dado en el suelo, la casa llora, por mi ausencia, obligada a salir para bien de mi salud lo tuve que hacer.
Violentaran mi cerebro, sin medida, sin piedad, lo pueden negar, echarme las culpas, pero la verdad no se evapora, al revés, con el pasar del tiempo es más visible.
Con una profunda tristeza de negro tenía que vestirme, mi familia se fue. Estoy sola, todo se ha esfumado en la falta de sentimientos e de amor.
No espero un naco de pan, un vaso de agua, solamente desprecio e indiferencia.
Es triste la vida, sí, mucho, nunca más seré madre o abuela, seré una recordada intrusa, que los ha dejado.
Contentes estarán, haber vamos por cuanto tiempo. Bajo mis alas vivisteis años e años, bien atendidos e queridos, ahora si yo viviera en la calle, no importaba.
Nadal el que no tendré, por estar de negro por dentro. Que Dios vos perdone. Yo no puedo hacerlo.
Oporto, 20 de Diciembre de 2012
Carminha Nieves