Ahora que te vuelvo a ver,
quiero sincerarme contigo,
pues he recibido el castigo,
con el látigo de un amor fracasado.
Caminaba abobado,
hasta que me hundí en el licor,
añorando tu amor que a mi alma era un frescor;
aquel bar fue testigo de ello
pues fuiste en mi vida algo tierno y bello
En mi soledad me iba a volar,
en medio de mi soñar,
veía a tu corazoncito que había que alimentar,
con mucho amor
en medio de un gran dolor,
el cual cause por ser un picaflor.
En el mundo tremebundo
era un chupaflor del amor,
que ahora le dicen vagabundo moribundo.
Ahora que te siento cerca,
mi corazoncito palpita
así que me pellizco,
hay, ¡no es un sueño! ¡Estoy vivo!
hay una llama en mí que al verte con amor avivo
pero tú odio me causa un debilitar;
dime ¿cómo tú odio yo puedo apagar?
de tal manera que me pueda rehabilitar.
Soy consciente de que,
tú corazón se vistió de blanco de pureza y virginidad,
de optimismo e inocencia,
tenías la fuerza de la espiritualidad.
Mientras que,
mi corazón se vistió de picardía,
te robé tu castidad
con toda la fuerza de la maldad.
Luego
tú corazón se vistió de amarillo,
de inteligencia e innovación
porque el amor brotaba desde tu interior
Mientras que yo enamoraba a morenas,
rubias y blancas,
con un corazón querendón,
libre como el viento,
dañando tu corazón.
Fui testigo cuando
tú corazoncito se vistió de oro,
con una fortaleza increíble,
pues en ti hay un amor eterno y apetecible;
mientras que el mío se vistió de debilidad
y por besos distintos
cayó en los más bajos y salvajes instintos.
Tu corazón se vestía de púrpura,
de sinceridad
y por tanto, prometí jamás dejarte de amar,
hasta que un día jugué con la fidelidad
y en el fuego me fui a chamuscar.
Sabes hace tiempo llevo conmigo una carta,
escrita de mi alma con remordimiento
para que me absuelvas ante este pedimento,
y por favor tu odio de mí aparta.
Escribí esta carta con dolor
mi dulcinea de mi amor.
Porque sé que “la letra con sangra entra”
y el que busca perdón quizás lo encuentra.
¡Respóndeme!
¡no te quedes callada!
¡porque te levantas!
¡no me dices nada!
no te vayas,
¡regresa!... ¡Por favor!...