Ya no hay melodías,
tampoco poesía,
se acabaron los versos,
desaparecieron las rimas,
ya no hay mensajes,
tampoco llamadas,
tampoco textos,
¡No habrá pretextos!
Perdón,
si mis promesas no cumplí,
perdón,
si en algo te ofendí,
perdón,
por no complacer tus anhelos,
perdón,
por mi impaciencia,
perdón,
por mi arrogancia,
perdón,
por despedirme así,
mi silencio será mi despedida,
será mi mejor respuesta,
te dirá cuánto te amé,
te dirá el último te amo.
Ya no contaré los días,
las semanas,
los meses,
los años;
ahora los años
contarán mi historia;
los meses
contarán mi fe;
las semanas
contarán de mi amor por ti;
los días
leerán las poesías que te dí,
aquellas que no escribí,
aquellas que te dije al oído,
aquellas que brotaron al instante,
aquellas que te robaron un suspiro,
aquellas que solo tú sabes,
aquellas que nunca guardamos,
aquellas incluso que te hicieron llorar,
llorar de alegría,
cursilerías entre tú y yo
tal vez para muchos,
para ti y para mi,
fue un amor mutuo,
millones de te amo
nos dijimos enamorados,
millones de melodías
escuchamos y cantamos,
oh sí...
¡Cuánto nos amamos
y vivimos enamorados!
De una cosa tengo la certeza
se que tienes la firmeza
que te amé a más no poder,
se que estarás tranquila
que donde este jamás
te olvidaré,
tu hermoso corazón
te lo dije muchas veces
irremediablemente irresistible,
irremediablemente inolvidable,
llevas un pedazo de mi vida
que jamás regresará,
me voy con la dicha
de haber amado a una gran mujer,
porque amé tus virtudes
al igual que tus defectos,
ame tu alma de niña
y tu cuerpo de mujer,
disfrute placenteramente
de tus poesías,
tus historias, tu vida...
Recordaré desde ese lugar
donde me encuentre,
esa canción que cantaste
tantas veces
y dedicaste incansablemente,
igualmente te lo digo
¡Gracias por hacerme tan feliz!
si extrañas mis escritos,
dale nueva mente lectura
seguro encontrarás cosas nuevas,
y entonces entenderás
cuanto te amé,
si extrañas mis palabrerías
o mis sermones,
solo levanta tu mirada al cielo,
cierra tus ojos
y habla de corazón al Creador,
y allí estaré yo junto a Él,
escuchándote, mirándote,
orgulloso de verte
con la frente en alto,
sin olvidar lo que te enseñé,
tu corazón confiado estará,
porque yo te conozco,
y en medio de la tempestad
nunca estarás sola
y podré ver tu silueta
en medio de la niebla,
y la gracia de Dios,
será suficiente en ti
si el mundo tiembla,
despertarás y
Su misericordia estará contigo,
podré descansar tu serás la misma,
tu fe se aumenta más
cada mañana, cada día,
la fe, sí...la fe
en Dios.
Dios es el último que queda
y es el primero al recibirnos
aquí en el cielo,
cumple con tu destino
y yo estaré esperándote
para que aquí en el cielo
sigamos amándonos,
para siempre.
Y si quieres escribir algo de mi,
ojalá puedas decir una
frase sin miedo,
concisa y con sesos,
fue mi todo, creyó en mi
y me amó con todo
su corazón.
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Carlos Montes Guerrero
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