Si alguna vez, lejos de mí, te abraza
la melancolía no lo dudes, amor,
sólo piénsame y sin importar
la distancia mi corazón, con alas
imaginarias, volará hasta ti para
colmarte de alegría.
Si en una noche húmeda de soledad,
sientes que el frío de la ausencia
te congela el alma, no lo dudes, amor,
llámame y más veloz que un corcel
correré hasta tu lado y mi cuerpo,
febril porque escuchó tu voz,
será tu abrigo.
Si te oprime el hastió, convertido
en cómplice de pueriles sinsabores
que te quitan el ánimo, no lo dudes,
amor, avísame y te medicaré
con infusión de halagos que inventaré
para traerte la calma.
Si perdidas las esperanzas estás
amenazado por caprichosas y
oscuras visiones que tus pasiones
matan, no lo dudes, amor,
adviérteme, para convertirme
en hada y con mi vara mágica todos tus
fantasmas, atados con las cuerdas
invisibles de mi ardiente pasión, los
convertiré en ansias.
Si tus brazos necesitan tener
prisionero un cuerpo en la quimera
de tu desolación, no lo dudes, amor,
convócame y estaré contigo para
con fogosos abrazos, amarte hasta
que la voluptuosidad de mis caricias
te excite, sin palabras, y te lleve
más allá del placer por ti vivido.
…No lo dudes, amor, invítame
y después de amarnos…habla.
Autora:
Amelia Suárez Oquendo
Amediana
8 de diciembre de 2012.