Frágil pigmento en estertórea respiración,
la geometría montera , sin paisaje
ni fronteras elegidas, solo depredadora
confabula en el sueño del tiempo y lo captura.
El material elástico y poroso del invento,
la composición inerte del plástico y la tinta,
aherrojando con cadenas de miel la mejor sonrisa.
Absorbiendo el aura y la magia, que al mezclarla
serán la curva de alegría
tensionando los músculos de felicidad,
o las dagas apaisadas de los bordes invitando
al festín del dolor, plato principal… la realidad.
La maldita trampa de ángulos
como anzuelos distraídos, no olvidaron sus libretos.
Timadores del tiempo en brillos y pigmentos
me encierran en el ayer, se robó lo mas débil
me arrulló y mi rodela toco el espacio del verde.
La escultura mayestática latió su tiempo
pero no me deja escapar su flash postergado,
cegó al sol en su vuelo y el pleonasmo de tu belleza,
mareó al calidoscopio de rutina y a sus cimientos.
Y así en la rosa marchita de mis días, eres la espina
Indeleble que el tiempo me deja doliendo cada vez
que limpio los vértices del retrato al cual no me resigné,
así es que muero cada vez que te observo,
totem del recuerdo que erguido
se alza con el filo despierto, hambriento
de mordaz parodia,
atravesaré con mis uñas tu delgada anatomía
separando las celulas de mis manos
hasta convertir en áspera corteza el ayer
apretaré con fuerzas el momento en que nos amamos.