En este loco andar,
sin parar,
sin siquiera hacer sombra;
me detengo un momento a pensar
que estoy mal, y que nadie se asoma.
Me doy cuenta
que andar sin parar,
es lo mismo que ser y no ser,
que subirse a un tren que va a cien,
que lavarse con tierra los pies.
Y yo quiero parar.
Me preocupa el vivir,
el querer,
el sentir,
el poder compartir,
el amar, el estar cuando alguien requiera de mi.
Y sufrir
por quien tenga debajo de mi.
Y gozar,
con el dueño del oro y el pan.
Y tratar de juntar,
de partir de una línea común
y de andar siempre a diez
y no a mil.
Y esperar que ya nadie se olvide de mi...
Y yo nunca olvidar.