el capullo de nuestro cuerpo al amanecer es algo por lo que no hemos
pensado que el anochecer en nuestro cuerpo en llamas y con alas envainadas en nuestra alma no pensamos en el vuelo de nuestra vida
por aquellos sueños que pensamos son imposibles alimentan nuestra represion en nuestra fe y ardor de esfuerzo
y solo para renacer en esa mariposa con alas desenvainadas tendremos que arrastrarnos y caernos como la oruga persistente que a pasos cortos encuentra su renacer en el vuelo de sus sueños