El tiempo ha pasado y su huella ha dejado,
Ya no hay primaveras en mi piel, que sin ser enjuta,
Reflejan la madurez que viste al roble.
No es una queja, ni reproche, porque los años me dejan
Vida plena, la experiencia que embellece los otoños,
Y me dedico a disfrutarlos, me acomodo.
Soy árbol que en sus ramas mariposas revolotean
Y que el viento cómplice ahuyenta de mis escasas hojas,
Porque a mi edad todavía puedo escoger quien se pose
Sobre el fruto apetecido por las palomas viajeras.
Tampoco presumo ni me jacto de atractivos años,
Solo declaro que viví mis primaveras, sin excesos
Lo que hoy permite que mi otoño sea placentero.