Con su cara tan risueña,
la vi allí tan entusiasmada,
¿Quién sabe a quién espera?
En la escalinata sentada
Su mundo pude descubrir
entre tristezas y alborozo;
quizás cansada de tanto subir
le dio a su cuerpo reposo.
Allí sufría penas y desengaños,
allí celebraba sus aciertos,
porque entre peldaño y peldaño
dejaba su sentimiento.
sentada en la escalinata
sonriéndole a la vida
le vi brillar la esperanza
en sus ojos cuando mira.
Sentada allí en la escalera
vi su mundo de repente
tan ensimismada y serena
silenciosa y elocuente.
Allí sentada en la escalinata
dibujando prosas y versos
su alma de regocijo canta
y se escucha a los cuatro vientos.
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