Madrugada del 24-09-2012
1:29 am
Quisiera morir una madrugada como esta,
repentinamente, mientras
recuerdo todo lo que amo;
la risa de mis hijas y mi esposa,
mi familia y mi poesía.
Irremediablemente triste sin que pueda
quitarla la alegría de un café
o la dulzura de tus ojos,
fijos y soñolientos
como la chispa suave de la aurora
mientras aún el mundo duerme.
De tantas cosas sólo el pasar del tiempo
y estas letras quemándose
en las orillas de mi espíritu,
llevaría, pues que la tumba a veces
te da donde guardar, en el costado
donde las memorias predilectas
se harán polvo con el ser.
Morir en soledad, sin que un suspiro
sea acorde al mío con mi huida,
donde alcanzarme más no pueda
la incertidumbre que tanto amé y odié.
La madrugada es buena
para escapar sin ruido, con la seguridad
de que estarán dormidas
las últimas vivencias en la frente
de los que de día me amaron y faltaron.