Había un poeta de sentimientos muy sensibles
Que escondía su timidez entre poemas tristes
Y se escondía en su casa entre sus cuatro paredes,
No podía dejar de escribir prosa y sus trámites…
Que caminan siempre a su lado, cerca del corazón
Y sentía mil agonías por las durezas de su vida,
Ahora tiene cincuenta y nueve años con tesón,
Con hijo de treinta y cuatro años que es Autista…
Y siempre intentaba hacerlo sonreír;
Escondiendo su dolor dentro de su ser
Y intentar hacerlo sonreír y sentir,
Que lo queremos con humilde y placer…
Pero se le complicaba todo a este poeta frustrado,
Un hombre que lo tiene todo y vive amargado, Pero tiene sentido, las enfermedades le han drogado
Toma 22 pastillas al día y aun así, tiene buen agrado…
A pesar de las depresiones que martirizan su cerebro,
Porque el riego sanguíneo sube lentamente a la cima,
Pero al no tener vicios le va bien a pesar del tormento,
Una matrícula que lleva en el corazón y alma cohibida…
Vive el hombre desilusionado, trabajo millones de horas
Y ahora en el exilio de su jubilación anticipada, por infarto
Y a pesar de que vive en su descanso, escribiendo prosas
Y poesías reales, en un 99% es un hombre muy modesto…
Causa y efecto, halaban los misterios que viven en su adentro,
Entre sonrisas y llantos, un río imaginario que desemboca al mar,
Su mar lleno de marejadas violentas, que supuran su destierro
De una vida normal por mala o buena suerte, en su pensar…
Sí, soy yo, ese amargado que escribe sin César sus pensamientos,
En los descansos de sus tiempos pasados y presentes en su aval,
Os será fácil deducir que de este cuento real, sabéis argumentos,
Mil cuartillas, llenas de risas y mil lamentos llevo, en mi carnaval.
Modesto Ruiz Martínez / 29/12/2012 Enviado desde mi hipad