Luis Elissamburu

Azar

¡Ah, del azar!.

Qué vuéltas que tiene.

Así como te fulmina,

también de oro,

el cubrirte, puede.

 

Nunca déjes

de apostar a tu suerte.

Aún, cuando no parezca,

tu dado existe,

en el cubilete.

 

Al tocar el timbre,

un ángel te atiende.

No sabrás cual,

si pásas junto al portal,

y no te detiénes.