Yo quería ser lo que no existe, algo que se siente y no se ve.
Quería, ser amada, haber amado, de manera distinta, dejar en las mentes algo que no es carnal, solo un recuerdo como si un sueño hubiera sido.
No quería mirarme, ni ver mis manos, solo tener el poder de sanar en ellas.
Como azul del cielo, sin fin. Ser el universo, que no tiene comienzo ni fin. No quería existir, pero vivir sin que nada me impidiera, a no ser humana. Si pudiera, lo hubiera hecho, nunca estuve a gusto en medio de la gente, es una mezcla de carne, con deseos, que no duran más que minutos. Una verdad sin ser, una mentira que engaña y lastima.
Yo no quería ser un objeto, solo un soplo de felicidad para todos. Quería haber andado, por grandes florestas, hablar con pájaros bellísimos de mil colores, coger en flores solo para sentir su olor, andar en la nieve hasta que me tapara y ver como se deshacía con mi calor. Bajar al fondo del mar y ver la belleza que tiene. Ser águila en las montañas y mirar los colores de las praderas, quería si, ser algo que no se ve y poder ver todo.
Yo quería ser el lucero de tu vida, la sonrisa de felicidad, la alegría de vivir,.
Yo quería ser lo que soy, visible transparente, sombra blanca que no existe.
Yo quería ser lo imposible, realidad en sueños, sueños hechos realidad. Una diosa de felicidad no en mármol, pero en materia humana, para sentir tus manos, vida mía.
Traspasada por miradas, de envidia, de rabia, maldad y odio, las recogí y las he transformado en calor humano.
Otras miradas tuve, deseo, cariño, ternura, lastima, falta la del arrepentimiento, aún no he perdido la esperanza de verla.
Los ojos son el espejo del alma, de verde, azul, marrón, ceniza y negro, se mascara para que no la podamos ver desnuda.
Así, yo quería ser, lo que no existe, algo que se siente y no se ve.
Oporto, 29 de Diciembre de 2012
Carminha Nieves