Hace tiempo que se pliega mi corazón frente al contacto de los demás y resume sus contracciones violentamente cuando se caen los planos y las curvas de lo que me rodea sobre mí, a veces soy yo mismo el que intenta nadar en ellos mientras se deforman con los granos de arena y de piel en forma de tiempo que vomita el destino entre las puertas de mis pensamientos, cuando lo que siento también me apuñala por la espalda, cuando hago mío todo lo que mis sentidos pueden percibir más allá de lo que se espera. Despoblado, mi cuerpo comienza a llenarse entre las sábanas de la oportunidad de ser el primero que horada la quimera del oro para encontrar el placer en la suma de los orgasmos que se esconden al final de la escalera. Subo y bajo, me entierro y me pierdo, expando la oscuridad de mi sombra o ilumino con la luz que proyectan mis heridas cuando se acercan a lo que tengo miedo, beso con dulzura o atravieso su voz con la mía, puedo ver lo que hay debajo de su cabeza, entre sus ojos, encima de mis recuerdos, clavarme en su alma, caminar por la línea de su nombre, casi sin percibir cual es la diferencia con el que ha quedado grabado en la pared de mis párpados.`
No es exactamente un asesinato, más bien obligo a mi cuerpo a dormir, a no sentir, entre la carne sin carne, cuando el amor sin amor enfría mi piel pero calienta mi soledad, cuando entre las piernas yo juego a encontrarme y ser yo sabiendo que yo vivo en otro vientre, cuando me empapo de sus vidas para secar mi vacío y mi suciedad, porque yo no soy yo siquiera, tampoco soy justo, ni he aprendido todavía después de todo a huir entre los demás, ni siquiera cuando resucito en otro cuerpo, pero esa es la realidad, yo hablo con mi pene dolorido de sentir, porque es entonces cuando él siente mucho más que yo y yo puedo derramar mi vacío de lágrimas blancas dentro de su vientre o sobre su cuerpo, porque la sustancia primordial que me consume y me quema sólo sirve para dibujar mi vacío o señalar el camino torcido que sigo cuando soy hijo de cada instante en el cuerpo de los demás. Yo soy entonces el anatema del amor porque el amor, a pesar de todas mis caricias, a pesar de todos mis besos, no puede traspasar mi piel caliente, ni siquiera puede alojarse en la punta de mi lengua para jugar un rato, mis labios lo llaman, mi camino lo busca pero siempre me rechaza. Yo no engaño a nadie, tan sólo a mí mismo mientras crecen las puertas que se cierran y yo no me aburro de contarlas. ¿Quién las conoce? Y a pesar de todo, mi mirada es limpia y atraviesa la carne pero nadie sabe lo que esconde, nadie intuye de verdad dónde nace, porque ha crecido en el vacío de la ausencia.
Ya no prometo nada, no soy capaz, el tiempo mientras me muevo se va clavando junto con sus dedos en mi nacimiento, soy paciente, yo no nací hace tanto, mi alma en cambio, hace siglos y puedo comprobar como dentro de mí salen todos los seres fragmentados que componen todos juntos mi esencia a través de mi pene, a través de mis besos, a través de mi voz, de mis caricias, menos mis pensamientos que se quedan encajonados entre las sábanas del ataúd donde viven, y yo entonces me convierto en una habitación sin ventanas con una sola puerta y giro para que la corte de faunos pueda acomodarse en mis testículos. La vida penetra en la negrura, la torre vibra y se tambalea, siete trompetas están a punto de derribar Jericó y la desnudez se confunde con la consistencia porque tal vez, no estoy seguro, es en este momento, en el que me acerco a sentirme más vivo a pesar de todo lo que la vida me rechaza.
Ya es la hora, Morfeo casi muere en mi cabeza, amanece y despierto, yo no, mi cuerpo, yo no he dormido, mi locura me ha acompañado repitiendo mi diagnóstico y mi condena, tal vez no resucito dentro de los demás, tal vez, el amor con cadáveres sólo acelera mi muerte y solidifica mis células. Tenía hambre de amor y sólo conseguí llenar de ladrillos y paja la exactitud de mi laberinto, ahogarme un poco más entre las ventajas de ser un hombre todavía; resuenan las risas de mi pene en mi cabeza y él se duele de sentir, durante horas ha contado su historia dentro de una flor de carne pero no es la mía, no es una historia de amor, es una historia sobre amor.