El brindis, el saludo... Lo acostumbrado.
Las despedidas, las comidas, los regalos.
Los buenos deseos, los amigos, los llamados.
Las promesas de nunca más ser tan malos...
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Estas fechas de esperanzas y balances,
donde todos creemos en cambios nuevos
y en ilusiones que pretendes y quizás alcances,
sufriendo desazones de las que me conmuevo.
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¡Ni qué hablar de ansiadas esperanzas...!
De porvenires venturosos tan ansiados...
De éxitos personales que, en confianza,
esperarás, inútilmente, quizás frustrado...
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Y en ese margen de esperas tan ansiadas,
donde habitan la miseria y la avaricia,
y donde existe una esperanza anhelada
que ilusiona al pobre y al que codicia.
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Y entre lujos de brindis y de pobrezas,
donde unos comen y beben hasta saciarse
y otros solo sueñan sueños con enterezas
sin tener ni un solo pan para alimentarse.
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Se fue uno... ¡Allá vamos por un nuevo año...!
¡Todos juntos empezamos una nueva vida!
Que esta ilusión de esperanza no haga daño
a quien espera en vano otra salida...
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Podríamos decir lo de siempre: ¡Felicidad!
Pero, no, preferiría seguir mi intuición...
ya que prefiero desear que a la Bondad
se le abra paso a nuestro Corazón.
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Que tenga buen año toda esa gente
que lucha por sus nobles ideales,
sabiendo que, inexorablemente,
existirán acontecimientos mortales.
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Que vendrá la miseria y la injusticia,
que existirá igual la corrupción...
pero aunque haya un mundo con malicia
también sobrevivirá la Compasión...
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Y ahora, ¿qué hay para este año nuevo?
Lo de siempre... promesas, planes de amistad,
nuevas estrategias, las que yo renuevo,
pero, en ellas... ¿tendremos en cuenta a la Bondad?
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Eduardo Faucheux
01-01-2013