Contigo,
yo que conozco tu aroma,
ese que dibuja tu andar.
Contigo,
yo que conozco tu sonrisa,
esa que discreta tu callar.
Contigo,
hija de la luna y el poema,
si, contigo, solamente contigo,
contigo,
yo quisiera bailar,
es ensueño, anhelo, eternidad.
Las trompetas, el timbal,
el ritmo y el deseo,
se descubre el golpeteo
manos y piernas en compas.
¿Me concedes una pieza?
una pieza cualquiera,
un bolero o una salsa
(no soy bueno con la cumbia)
o tal vez un chachacha.
Una o dos piezas cualquiera
que de tus ojos y mejilla
cerca yo quisiera estar,
permíteme niña bella
sentir tu paso y tu cadera,
ese aliento alegre y tu mirar,
descubrirte flor sincera
y de mi brazo
y de tu palma
y de tu pecho
y de mi alma
dejarnos llevar y bailar
sin tiempo alguno, bailar,
sin realidad
tan solo tú, yo, y el resonar,
hasta que tu sudar y mi sudar
se fundan en uno solo
como un repentino suspirar.
Contigo,
yo, que no conozco tu bailar,
¿bailamos?