En mi azarosa soledad te pienso
con los ojos cerrados,
sin pestañear me miento
que no te añoro,
amo,
ansío,
anhelo.
Sobre mis ojos férvidos
te busco durmiendo,
teniéndome sin contenerme
que te espero
solo
y me enrojezco.
Me cubren las sabanas las lumbreras
cuales se adueñan de ti,
respirando tu vivir;
sin vida propia
con fe prestada;
acurrullada.
La falsaria risa se anida
en mi bodega de suspiros,
exhalaciones que añoran
tu voz,
y besos
híbridos.
Por favor tiéndeme tus suplicas
de afanes y secretos,
de deseos enigmáticos,
trémulos abrazos,
nerviosas miradas
fragmentadas.
Daniel Badillo