Hoy me entrego a las caricias fuertes,
al amor que no es amor:
tosco y primitivo.
A las muestras que son ganas,
al deseo que es martirio.
Cierro los ojos, evoco aquel lejano sonido,
aquel arrítmico respirar,
las mordidas en el pecho,
las uñas arañando anhelos,
sus manos alrededor de mi cuello,
mis piernas impidiéndole el paso,
los gemidos en su lugar.
Voy contigo ahora nuevo elegido,
nstinto salvaje, brutal compañero,
tú que viertes la sangre hirviendo,
me envuelves posesivo,
satisfaces inacabado,
desnudas con prontitud, miras avidez,
tantas sombras,
tantas formas,
tanta hambre,
¡tanta sed!