Gracias a la vida
porque naciste ayer
el hombre en su querer
debiera verla extinguida.
Los pasos de la niñez
con el tiempo caminando
te llevan a la vejez
por los caminos amando.
La juventud muy valiente
se va gastando la vida,
y corre por la pendiente
de su fin a la partida.
El hombre ya mas sereno
en la vida se entretiene
dando consejos nuevos
del amor como sus bienes.
Cuando ya entra en edad
pasando mas de cincuenta
el amor se pone lento,
pero al final es lo que cuenta.
Y cerca de los ochenta
el viejo se vuelve niño
y en todas las ocaciones
quieren que le den cariño.
Y llegado a esos años
de una inexorable partida
las manos están ajadas
y las miradas perdidas.