Abanico...
Tus varillas: los meses,
e hilado tu tejido,
por la mano de los días.
Venteas las estaciones
con el aire de las horas;
así volcándose las notas,
y con ellas arreciando
...novedosas tesituras.
Abanico, tú, al moverte,
venteas tanto amargos chocolates,
como la acidez incontestable,
de confesiones y de cítricos.
O aquel dulzor del caramelo
que anegando tanto salado
queda adherido a los bordes,
e infiltrándose hasta lo profundo,
sin malicia perdura, prosigue invisible
...y es acierto
...y es adivino que descubre.
Acostumbramos a llamarte, tiempo.
Yo aquí, por la poética y su gracia,
hago mención de tu vaivén,
a la boleta que es tu centro
en cual se acurruca tu buen ojo.
Abanico, que venteas arraigando
lo que debe ser,
aquello que cabe y tal vez recojo.
Abanicas ideas,
incesante innovas,
renuevas los eventos,
despliegas las circunstancias,
y el ánimo de las gentes.
No permites que se perpetúe
ni el hielo ni las distancias,
y, ante el fulgor del sol,
sitúas, donas sombrillas.
Domesticas la fiereza de las olas,
aleccionas, dúctil refrescas,
y a la mansedumbre de las mismas,
tú la preñas, le das brío,
le das playas y castillos,
sobre ella, el cielo agitas.
Precipitas la altitud de las montañas
hasta anchas vaguadas y amplios deltas,
hasta, del río y el mar;
hondas fosas y llanas marismas.
A las inhóspitas tormentas,
apetecibles tú las tornas,
apacibles las vuelves,
suave, grata llovizna.
318-omu G.S. (Bcn-2013)