Cada vez que pienso en ti,
a pesar de que te estás recuperando,
siento esa mano que me aprieta el corazón,
siento que la fuente de mi interior quiere fluir como río
y me siento perdido,
dormido por unos instantes,
con un miedo y ansias que no entiendo.
Pero esto no lo puedes saber,
al menos por aurita no;
tengo que ser fuerte
para que tú seas fuerte también,
y que no recaigas en el agujero izquierdo de las sombras.
Sin embargo
al pensar en ti y mirarme el interior,
veo una luz que crece en el centro de mi estomago,
ahí por el ombligo,
su calor me abraza,
y de él surge humo que sube hasta la cabeza y me susurra,
me lee tus cartas,
me recuerda que te estás recuperando
y que te sientes feliz y mejor,
Que no falta mucho para volver a vernos.
La línea curva se endereza.
Cantos en armonía se entrelazan.