Tu cuerpo se presenta entre vaivenes
en notas musicales de flautero,
piel húmeda en rocío de alfarero
con tus tímidos labios lerdo vienes.
Bríos de amor en tren que no detienes
a un camino de antojo placentero,
destello en la mirada del lucero,
sonrisa que reposa en los andenes,
Y el olor matinal de tu fragancia
me obliga a refugiarme en tu cobijo,
desde el anochecer, en cada estancia.
Principio de un regreso a dos que elijo
el espacio y el tiempo en asonancia,
unión de dos, sublime regocijo.