Me encontré con tu mirada perdida en la nada,
Tu cabeza recostada en una almohada de deseos,
Tus manos me invocaban cual palomas alborotadas
Y yo, sucumbí cual cordero, a todos tus anhelos.
Nuestros labios se enlazaron en crucigrama perfecto,
Fueron besos lujuriosos que nada desperdiciaron,
Palmo a palmo, poro a poro hasta el rincón del universo,
Donde el sol hizo explosión en lengüetadas de fuego.
Tus bajas extremidades se abrieron cual nebulosas
Tragándose totalmente los cometas y asteroides
En amalgama perfecta en el río de las lactosas,
Y se hizo un nuevo mundo gravitando en estertores.