Buscaremos palabras que no dijimos
Para llenarlas de culpa y rezar por ellas,
colgarlas junto al cartel de lo que omitimos
en días de sequía.
Lo sabía yo, pero no dije nada
Tú sabías que no había nada que hacer.
Es imprescindible en esta soledad violácea
alquilar ojos, fiar caricias
de tiempos remojados en invierno
y en ninguno de estos males
tu olvido, recogerte.
Recogerte del piso,
En la sombra del silencio enfurecido
Negado a la brevedad del sueño
Negado a mí, como el mar en tinieblas.
Trasquilas los minutos de abstinencia
En noticias que son de países, animalidad en nuestras gentes.
Contener tu tacto en las costuras de mis cortinas
Y dormir con el brebaje de tu amor en las velas.
El sentido es cuestión de acoplarse a la noche y a sus relieves
Buscaremos palabras que no dijimos
En libros rayados a contrarreloj del abstracto concierto;
El fósforo, el peluche muerto por abrazos y el oído de un sordo
Colgado en la metonimia de Roma, o un palíndromo análogo.
El sentido es cuestión de acoplarse
a la asociación de la noche y sus conjeturas.
Nos buscaremos en la médula de contrasentidos.