En las noches más negras de mi vida
luciérnagas me alumbran el camino,
en el andar en busca del destino,
para el amor que el alma nunca olvida.
Saco del corazón tu amor guardado,
levanto presta una copa de vino,
y entrego el alma entera al desatino.
Nunca por ellos había brindado.
Me abrasa un sentimiento placentero,
en el baúl de recuerdos, inmerso,
y sin querer, brindo también por eso.
Una copa por un amor postrero,
que tengo atado en mí, con hilo fino.
¡Lástima, porque sólo es... amor zaino!
Autora:
Amelia Suárez Oquendo.
Amediana
Enero de 2013.