Aclaro que yo estoy muy bien, pero sé que hay quien en estos momentos está sufriendo la tortura de sentirse ante la nada
A veces uno cae en el letargo
donde los días se tornan grises, sin sentido.
Sabemos que son estados de ánimo
que están y se van, van y vuelven sin motivo.
Hoy estoy tan decaído,
tan inmerso en un abismo,
pareciera caer en el espanto,
en la inmensa desazón de la existencia.
No encuentro salida, no hay posibles,
la indiferencia me devora, ya no hay vida.
Creo que hay muchos que sienten
la desazón de un abismo tan profundo.
A veces no se ve claramente la salida,
las puestas están cerradas a toda hora,
se sumerge en el destino tan marcado
y se deja llevar por la apatía.
Hoy siento un acoso del destino
y en ese agujero está el entorno
que se empeña en decirte mil injurias,
con la estúpida voz de la indiferencia
Los que se alejan son los culpables,
sin embargo yo me alejo de mi mismo.
Hay una eterna competencia por lo vano,
lo estúpido, lo inútil , lo profano.
Es hacer que el otro sea menos,
que lo suyo ya no importe para nada,
como un papel viejo que ya no sirve
arrojado a un tacho viejo de rejuntes.
Los que se sienten bien han de entender
que así como me siento hay quien se siente
y entonces hablo, entonces digo.
Y se esboza una palabra de aliento y es la base
de un edificio que se levanta sobre las ruinas.
No hay que ser tan cruel con el entorno
así como me ves seguramente te verás algún día,
tan solo y tan incierto como el estiércol
CARLOS A. BADARACCO
4/1/13
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