Amanece,
nada
es como siempre
el reloj sin horas
vive ausente
un año mas
entre mis dientes.
Los eclipses
del ayer
aun siguen
en mi cielo
con la piel
de la ilusión
entre mis versos,
aguardando
un destino
donde la voz
se hace grito
del olvido.
Despierto,
la ternura
vuelve
entre tus manos
que mueve el aire
para posarse
en mi cuerpo
que es tu sangre.
Jugare
a ser la gota
de lluvia
de tus parpados
que sonrien.
Seré la única
rosa
de tu jardín
sin sombras,
esa enamorada
mariposa
que recorre
tus alocados
montes
por donde
tu extenso río
me va mojando.
Nadie
entre las cenizas
del tiempo
volvera a encender
la lumbre
de tus besos,
solo yo
que soy la llama
que enciende
tu fuego
y allí
donde tu ardes
me quemo.
Ana@ocaña