No me interesaran los apegos a mi memoria, ni a mis falsas pertenencias, ni las flores, ni los rezos... ni las visitas de año en año. Yo ya me habré ido, pero que nadie se equivoque... no me habré ido del todo, ni siquiera cuando muera mi memoria al morir el último de los míos.
Una parte de mí, diminuta, básica pero eterna y esencial rondara por ahí, oculta entre estas líneas y otras más... entre los escombros de un quién sabe dónde, dispersa y adormecida entre mis versos, atestiguando mi existencia y mi paso por el mundo. Y no me importa si mis textos llegasen a perderse, ya que mis versos seguirán por ahí, anónimos, vagabundos y errantes... escondidos entre cosas simples, entre velos, misterios y mujeres bonitas; a la espera de que alguien los reescriba y me reviva, así como yo habré revivido en cada verso mío, a cuanto hombre y mujer haya sentido lo que yo he sentido. - A mi muerte -
04.01.2013
Junior R. Velázquez L.